Por empresa familiar entendemos aquellas empresas que están dirigidas  o encabezadas por miembros de una familia, con objetivos y metas claramente empresariales; por lo que, a la problemática  de toda empresa debemos añadir todos aquellos conflictos que puedan surgir como consecuencia de los vínculos familiares, en especial todos aquellos que puedan surgir en el momento de llevarse a cabo el relevo generacional de la empresa.

 

La sucesión en una empresa familiar se da en los ejes: empresa, familia y propiedad. Para un buen funcionamiento de la empresa familiar se deben alinear de la manera mas positiva estos tres elementos y en concreto la estructura familiar dentro de la empresa. El éxito y permanencia de la empresa  dependerá, en gran medida, de que se distingan los diferentes roles de cada miembro en el ámbito familiar y en el ámbito empresa. Para una correcta sucesión deben existir planes de relevo para el fundador y/o miembros  que encabezan la empresa, mediante la incorporación  de los miembros de las siguientes generaciones, es decir, debe existir una planeación, un diseño y una implantación de un plan de sucesión.

 

A la problemática de una empresa mercantil, en el caso de la empresa familiar deben sumarse aquellos conflictos que puedan surgir consecuencia de los vínculos familiares ente los miembros que componen la empresa y los problemas que puedan surgir en el momento de llevar a acabo el relevo generacional. Además del reparto de los recursos generados, afloraran  temas relacionados con poder, estatus y el trabajo, que se pueden ver solventadas con la determinación de estructuras organizacionales y procesos dentro de la empresa.

 

 

Una herramienta útil puede ser el PROTOCOLO FAMILIAR, que consiste  en un documento en el que la familia  empresaria  pone por escrito las normas por las que se va a regir la relación de la familia con la empresa. El objetivo del protocolo es establecer las reglas básicas de dicha relación, de modo que todos las conozcan  y sepan a que atenerse, de modo que se eviten al máximo los conflictos.

 

Hay que tener en cuenta que el protocolo es un contrato, pero también  es algo más, es un código de conducta  personal y familiar  para los miembros de la familia porque incluye pactos y pautas. Aunque como contrato que es, lleva implícito una fuerza obligatoria, con acciones para exigir su cumplimiento  y sanciones para el caso contrario, la finalidad del mismo no es “coaccionar” para ello, sino que el alma del contrato es el convencimiento de los firmantes  de la necesidad de cumplir con su contenido en beneficio de la continuidad de la empresa y de la propia familia. Lo importante no es el documento en si mismo, sino el proceso llevado a cabo para su elaboración.

 

Es un ejercicio de auto-análisis y autorregulación que la propia familia, convencida de las ventajas que le va a reportar, es quien decide realizarlo para favorecer y posibilitar el cambio generacional. Una familia bien organizada y unida fortalece la empresa y la sucesión en una empresa familiar,  es un proceso largo y duradero y hay que tomárselo  con el empeño, la paz y la calma necesaria.

 

Existen varios aspectos a tener en cuenta si se quieren tener las mínimas garantías de éxito, y el protocolo familiar es un instrumento que favorece la regulación de la sucesión de la empresa, el cual se puede complementar con otras herramientas jurídicas como son las capitulaciones matrimoniales, pactos sucesorios o el testamento que deben aunarse con lo predispuesto en el protocolo familiar de la empresa.

 

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